Hemos intentado alargar lo máximo posible el baño de Uma, dado que estamos en invierno, y aunque la bañamos dentro de casa, con agua calentita, con secador… pues el riesgo de que se resfríe es alto.
Hace unos 15 días, sí le dimos un baño en seco. El baño en seco consiste en pulverizar champú sobre su pelo y, a la vez que le secas, le vas pasando el cepillo para llevarse por delante la suciedad que pueda haber. No es lo mismo que un baño en condiciones, pero ya es más que nada. Además, utilizo el mejor champú en seco: el de I Love Pet Head que compré en Zooplus y que deja un olor increíble. De hecho, estarías oliendo a Uma continuamente.
Pero estos días que estuvo lloviendo se llenó de barro en el jardín, y decidimos que ya tocaba un baño a fondo. Para ello, compramos un champú específico para cachorros en el centro veterinario. Un champú fisiológico de Virbac.
La experiencia no ha sido tan traumática como pensaba. La verdad es que Uma se ha portado genial. Ignoraba la experiencia que se le venía encima, pero ha encontrado el agua muy calentita, y cuando realmente se ha empezado a poner nerviosa es cuando el agua le ha ido a la cara. Pero vamos, nos ha dado tiempo de enjabonarla bien (y digo vamos porque hemos sido dos, así la tarea es más fácil: uno la sujeta, el otro enjabona) y de enjugarla bien. Uma, con lo pomposa que es normalmente, se ha quedado a una tercera parte de lo que era.
Con el secador no hemos tenido apenas problema, porque desde el primer día he querido que se acostumbrara al secador. Para ello, siempre que me duchaba y tenía que secarme el pelo, invitaba a Uma a acompañarme y hacíamos como un juego con el secador, en el que Uma, al final, se divertía. Por eso hoy, el secador no era un objeto extraño para Uma, por lo que en 15 minutos la hemos secado y cepillado del todo.
Así de pomposa ha quedado, ¡como recién salida de la peluquería!.
Y ahora duerme como una guerrera tras una batalla de una semana… ¡roncando y todo!