Y es que el hecho de que el padre y la madre convivan juntos y ninguno esté esterilizado, cuando la naturaleza llama ahí que va el instinto. Si en la camada de Uma solo fueron cuatro y todas hembras, en esta camada han sido siete, cinco hembras y dos machos.
Y a cuál más bonito… tan pequeños y tan frágiles, dan ganas de llevárselos a todos ya mismo. La verdad es que es una ilusión ver a tanto cachorrito, y espero y deseo, que todos encuentren un buen hogar, así que si hay alguien está pensando en tener un cachorro y que se parezca a Uma, ya me puede ir avisando. Eso sí, hasta que no cumplan las 7 semanas de vida, no podrán darse en adopción.
Os presento a sus hermanos con tan solo 8 horas de vida.
Yo me he enamorado literalmente de la blanquita, con esas manchitas en el ojo y en la oreja.
Dan ganas de volver a adoptar, sin embargo, hay que valorar muchas cosas, sobretodo la parte económica… ¡Uma no ha dejado de visitar al veterinario!
Y hablando del veterinario, el lunes, por fin, quitamos los puntos de la esterilización. Menuda obra maestra que hizo la veterinaria para que no le saltara ni uno con lo que se ha movido durante estos 10 días de reposo. Sinceramente pensé que la herida la iba a apaciguar… pero se ve que ni le molestaba ni le dolía, porque desde el tercer día tras la operación nos ha hecho sudar tinta para poder serenarla ante los ataques de energía que le daban.
El ojo, por su parte, va más lento pero seguro. Ya prácticamente tiene toda la glándula y párpado dentro, solo se puede entrever el borde, pienso que en una semana ya estará más que colocado en su sitio. Eso sí, no puedo estar más liberada ya en cuanto a seguir el calendario de colirios, pastillas, jarabes, etc. ¡Y ella también! Aunque, sinceramente, ella estaba encantada, porque como tras cada toma de cualquier cosa venía detrás la chuche… pues tan alegre.
En unas semanas, visitaremos a los nuevos hermanos de Uma, cuando ya tengan los ojos abiertos y puedan interactuar un poquito. ¡Qué ganas!