«Los perros duros no bailan», una conmovedora novela de Arturo Pérez-Reverte

por admin
los perros duros no bailan

«No soy buen actor. Lo de fingir no me va mucho, y carezco de la astucia de esos perros zalameros que saben buscarse la vida con propios y extraños, un ladridito aquí, un jueguecito allá, un ridículo bailecito con meneo de cola alrededor del amo, unos ojos suplicantes y conmovedores para que te den la chuche, jueguen contigo a la pelota o caiga algo de la mesa. Esas mariconadas no son mi estilo, como pueden imaginar. Los perros duros no bailan.»

Los perros duros no bailan

En unas horas me leí la última novela de Arturo Pérez-Reverte, «Los perros duros no bailan«. Debo confesar que, cuando empecé a leer las primeras líneas y observé que el protagonista era un perro que hablaba en primera persona sobre su historia, me invadió un sentimiento de decepción. Nunca me han gustado, más bien, me han causado un sentimiento de rechazo las películas en las que el perro hablaba como un humano.

los perros duros no bailan

Pero, estábamos ante una novela de Arturo Pérez-Reverte, uno de los escritores más destacados de la literatura española. Ya había leído alguna novela de él y conocía su forma de escribir y el ritmo de sus novelas, novela histórica en su mayoría, por lo que cuando descubrí que había escrito una novela cuyos protagonistas eran perros (aunque ya había oído hablar de «Perros e hijos de perra» que tengo pendiente leer), la curiosidad me mataba y las ganas por empezar a leerla se me hicieron eternas.

Como he comentado, si bien en el inicio el hecho de que el protagonista fuera un perro llamado Negro que cuenta su historia en primera persona me decepcionó, a medida que iba leyendo la historia me enganchó de tal forma que no pude parar de leerlo. Miento. Tuve que parar una vez al final de un capítulo en el que se me escaparon las lágrimas, para ir a buscar un kleenex y dejar que se me pasara el disgusto para retomar la lectura.

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No voy a destripar la trama del libro porque no me gusta que me lo hagan a mí, pero el escritor ha sabido utilizar de forma majestuosa la realidad de muchos perros, una realidad oculta a los ojos de la mayoría de nosotros, una realidad injusta, y que nos recuerda una vez más, cuán inhumanos podemos llegar a ser con estos animales y cuántas lecciones nos dan en nuestro día a día y que apenas valoramos.

«Los perros duros no bailan» es un libro más que recomendable. Es una historia que te envuelve, te atrapa, te emociona, te sobrecoge, en momentos te saca carcajadas, te conmueve pero también te enfurece y hasta en momentos te asquea. Es de los que te invitan a mirarte en el espejo para luego mirar a tu perro.

Muy fácil y rápida de leer porque el autor consigue que, tras cada capítulo, quieras seguir leyendo el siguiente. Una novela de suspense de las que guardar en la librería.

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