En nuestro periplo por media España, y tras alojarnos un día en la maravillosa villa de Pedraza, decidimos viajar con perro a Toledo, un destino muy recomendado por su belleza e historia.
Viajar con perro a Toledo
Teníamos muchas ganas de conocer Toledo, sin embargo, pillamos los días más calurosos del verano. El calor no era ni medio normal: ¡era flama! ¿Sabes aquella sensación que te invade cuando abres el horno para ver mejor cómo está el contenido de la bandeja y te viene esa bocanada de aire caliente? No exagero: esa es la sensación que tuvimos cuando abríamos la puerta del piso dónde estuvimos alojados para salir a la calle.
En principio íbamos a estar dos días para conocer a fondo la ciudad antigua de Toledo, sin embargo, solo pudimos visitarla de noche cuando refrescaba algo (lo de refrescar es un decir), así que uno de los días fuimos a descubrir los molinos de viento más famosos de La Mancha (los de Consuegra y los de Campo Criptana), y al siguiente día decidimos descansar en el piso, que también, tras dos semanas sin parar, nos lo merecíamos.
No se habla mucho de Toledo, capital de Castilla La Mancha, pero la ciudad histórica de Toledo es Patrimonio de la Humanidad y fue también declarada como Conjunto Histórico Artístico, con lo que nos moríamos de ganas de recorrer sus calles con tantísima historia.
Toledo fue una de las ciudades más importantes de España, sobre todo, en el periodo de los Reyes Católicos, sin embargo, la historia de Toledo como ciudad importante arranca mucho antes y se nota en las murallas que abrazan y protegen la ciudad histórica.
Llegaron a convivir tres culturas diferentes: musulmana, judía y cristiana y toda esa influencia se disfruta callejeando cada una de sus calles, un entramado de calles por las que da gusto perderse.
Hay varias puertas de acceso en la muralla. Nosotros entramos a la ciudad histórica de Toledo por la puerta principal, la puerta de Bisagra.
Esta puerta se utilizaba para controlar las entradas y salidas de personas y animales, para cobrar impuestos sobre manufacturas y alimentos y para actividades festivas, protocolarias y militares.
Aunque llevábamos un mapa, decidimos callejear sin seguir una ruta fija, claro, que nos encontrábamos muchas veces con la tesitura de elegir por qué puerta seguir nuestro camino…
En Toledo ocurría que caminabas por calles estrechas…
… y sin darte cuenta girabas una esquina y te encontrabas monumentos espectaculares.
Me encantaba caminar sobre suelo adoquinado e imaginarme la forma de vida en Toledo si retrocediéramos en el tiempo 500 años…
La noche empezaba a ganar terreno, por lo que todo el barrio de la Judería lo hicimos de noche.
Qué puedo decir… Me perdería mil veces por las calles de la ciudad histórica de Toledo, ahora bien, el calor era insoportable. Tuvimos claro, que al día siguiente iríamos a descubrir los molinos de La Mancha.
Por cierto, recomendamos visitar el museo Iluziona, donde los perros tienen permitida la entrada.
Excursión con perro a Consuegra y Campo Criptana
A la mañana siguiente, nos levantamos tempranito para conducir hacia Consuegra.
El pueblo en sí no es nada bonito, pero vale la pena visitarlo para ver los molinos y las vistas que desde el cerro se divisan. ¡Qué maravilla!
Cada molino tiene su nombre: Sancho, Rucio, Bolero, Espartero… Se construyeron entre el siglo XVIII y XIX para moler los granos y convertirlos en harina gracias a la fuerza del viento, aunque hoy en día ya no se usan para ese fin.
Tuvimos la ocasión de conocer el interior de uno de los molinos. En principio, la entrada para perros estaba prohibida, pero cuando la encargada vio a Uma, nos dijo que subiéramos con ella en brazos y que si alguien se quejaba, no tendríamos otra que abandonar el molino. Os podéis imaginar… Cuando subimos al molino a la gente le faltó tiempo para acariciarla.
Dentro del molino, puedes ver su esqueleto y hay un vídeo en el que se explica cuál era su funcionamiento.
Las vistas desde el cerro son espectaculares.
Consuegra fue nuestra primera parada y la siguiente fue en Campo Criptana (donde, por cierto, nació Sara Montiel) y donde nos moríamos por ver los famosos molinos que El Quijote confundió con gigantes .
El pueblo de Campo Criptana nos gustó más que Consuegra y vimos que turísticamente estaba mejor preparado.
En Campo Criptana hay un conjunto de 10 molinos de viento que datan el siglo XVI y que, como los molinos de Consuegra, hoy en día solo funcionan como museo al aire libre. Algunos de ellos albergan en su interior exposiciones.
El casco antiguo me recuerda mucho a las calles de la marina de Ibiza.
Hacía un calor seco horroroso, por eso, en cuanto encontrábamos una sombra… ¡Nos íbamos de cabeza!
En el restaurante Las Musas aprovechamos para tomarnos un refrigerio y huir del calor… Tienen una terraza espectacular con unas vistas maravillosas y los perros son más que bienvenidos. ¡Más de una hora estuvimos relajados!
Volvimos a Toledo donde el calor sofocante nos impidió descubrir más la ciudad. La gente nos dijo que justo pillamos una ola de calor… así que tuvimos un día de completo relax en nuestro apartamentito. ¡Uma lo agradeció muchísimo!
Tras descubrir Toledo y alrededores, nuestro próximo destino fue Cáceres, pero este viaje, os lo cuento en el próximo post.
¿Cómo convivís con semejante calor los que residís en Toledo?
5 comentarios
¡Buen artículo para los que tenemos perro! Para mí otro lugar de Toledo que me parece curioso es el llamado Pozo de los deseos, se trata de una obra de ingeniería hidráulica árabe que se encuentra en un lugar inesperado …
¡Muchas gracias por tu aporte!
Buenas tardes, queremos ir a Toledo a pasar el día y nos han dicho que hay una ruta chulisima, el problema es donde comer, sabeis de algun restaurante que admita perros??
Muchas gracias y me encanta tu blog
¡Hola Arya! Dentro del casco antiguo hay multitud de terrazas donde puedes sentarte con tu perro a comer/cenar tranquilamente.
¡Un saludo y disfrutad mucho!