¡Todo ha ido perfecto! Ahora, sin embargo, viene lo peor… el reposo absoluto durante 10 días… ¡Pero si Uma no para!
La vida de Uma
Tras la última vez que escribí el último post hemos visitado el veterinario hasta dos veces… La primera, por una urgencia y la segunda, por la revisión de la urgencia, la toma de la pastilla para los parásitos internos y la esterilización.
Aprovechando las urgencias para la esterilización de Uma
El sábado pasado, mientras Uma jugaba a lo hooligan que es como ella suele jugar, se rasgó los ojos con la uña con la mala pata de hacerse saltar el punto del ojo derecho, es decir, el que mejor tenía.
A ver, la realidad es que ya tenía los dos ojos perfectos.
Habíamos acabado con el tratamiento de las gotas hacía días y estábamos eufóricos porque todo había quedado mejor de lo que esperábamos.
¡Incluso la veterinaria dijo que no esperaba que hubiera quedado como le quedó!
Y va la tía bestia y se araña ella misma el ojo con la uña y se salta el punto…
Claro, la glándula lagrimal salió enseguida, pero pensamos, sinceramente, que era fruto de la inflamación del rasguño, no del punto.
Hasta que el lunes pasado fuimos de urgencia al veterinario y nos dio la mala noticia: había que volver a operar a Uma.
Volver a operar a Uma
Aquello nos cayó como un jarro de agua fría, ¡era volver a empezar de nuevo!
Otra vez Uma con su collar isabelino en la cabeza, con la incomodidad que ello supone, estar pendiente de ponerle 6 gotas al día en el ojo afectado…
Esta mañana hemos vuelto para que le revisara el ojo de nuevo.
Le he propuesto a la veterinaria que si teníamos que operar, para no tener que someter a Uma a tantas sesiones de anestesia, si podíamos aprovechar la operación de esterilización para también operar de nuevo el ojo.
Vamos, lo que se conoce de toda la vida hacer un 2×1, y me ha dicho que le parece una estupenda idea.
La operación del ojo va a ser diferente que la anterior: si la anterior el punto era absorbido por el cuerpo, esta vez dice que le va a poner un punto de sutura que quedará para siempre ahí, no va a ser absorbido.
Esto lo hace para evitar que vuelva a salir la glándula con tanta facilidad, eso sí, el peligro que tiene frente al otro tipo de puntos es que se puede infectar, pero que es raro si se lleva a cabo todo bien.
Pensé que íbamos a tener que esperar bastante tiempo para operar, porque Uma cumple los 6 meses el lunes y aún no le ha venido el periodo.
Sin embargo, la veterinaria me ha dicho que como se trata de una raza pequeña, el periodo debe estar a punto ya de venirle, así que el miércoles que viene sería el día perfecto para esterilizarla y operarla de nuevo de su ojito.
La esterilización de Uma
Yo, encantada, porque así me ahorro también el someterle a la incomodidad de llevar las bragas sanitarias durante casi dos semanas, que pase por la revolución hormonal que solo las mujeres sabemos lo que es, tener que estar aislada para no parecer el flautista de Hamelin con todos los perros de mi calle detrás de mi pequeña bola peluda…
¡Aiiich! Me da tanta penita, pobre.
Tantos meses con el collar isabelino en la cabeza, que si colirios, que si operaciones…
Solo el hecho de verla feliz y contenta me motiva a estar mejor, porque lo que somos nosotros, nos entra un bajón…
Pero iremos a por todas, porque al final, lo único que queremos es que ella esté bien.
¡Nunca creí que los ojos cereza de Uma iban a quedar del todo bien!
Sin embargo, hace dos días que la inflamación ha ido bajando considerablemente, sobre todo, la del ojo izquierdo, y prácticamente, ¡ni se le nota!
Y es que hace ya casi 3 semanas de la operación y al principio la recuperación fue lentísima.
Encima, la veterinaria me dijo que parara el tratamiento de los colirios cuando aún tenía todo aquello al aire, y claro, ya asumimos que teníamos que hacernos la idea de que Uma, de por vida, iba a tener los ojos así.
Me entristecía un poco, porque con los ojos tan bonitos que tiene…
Me supo fatal, un día, en que un niño quiso acariciarla y cuando le vio los ojos dijo que no la iba a tocar porque los ojos le daban miedo.
Así que, la verdad es que no puedo estar más contenta con esta recuperación.
Ya casi no queda rastro de las glándulas y se ve solo un poquito el tercer párpado, pero si se quedara así para toda la vida, yo tan contenta y Uma seguro que también, que no debe ser nada agradable sentir todo el tiempo aquel bulto dentro del ojo.
Por otra parte, el pelado de Uma ha sido todo un éxito para ella.
Ya no se le pegan las dichosas bolitas de pinchos en el pelo, no tiene nudos, tiene más ganas de jugar porque se siente más fresca, y para muestra este vídeo: Uma en pleno brote de locura jugando con su juguete favorito (una botella de plástico).
Y es que no necesita a nadie con quien jugar.
¡Y por fin llegó el día! Tras esa bola de pelo hemos descubierto un ser escuálido y muy claro, que con el corte que le han hecho es todo cabeza, pero, había que hacerlo. ¡Y es que el calor aprieta!
Me da mucha pena pero, no nos queda otra opción que pelar a Uma y darle un nuevo look, una nueva apariencia. Adiós a su aspecto apeluchado y a sus mechas que van a juego con sus ojos…
Ha pasado una semana desde la operación de las glándulas lagrimales.
Si bien nos asustamos cuando recién la vimos salir con los ojos hinchados, la evolución está siendo positiva, aunque no tanto como lo esperábamos, quizás son las ganas de que tenga los ojitos bien y las prisas porque sea cuanto antes…
El tratamiento post-operatorio consistió en ponerle 4 gotas al día durante 10 días de Tobrex, que es un colirio antibactericida, y 3 veces al día durante 5 días de Acular, que es un colirio antiinflamatorio.
Tras una semana de tratamiento, el ojo derecho prácticamente está normal, y la glándula ha vuelto a su sitio, sin embargo, en el ojo izquierdo la glándula no acaba de colocarse en su sitio.
Hay que tener en cuenta que esa glándula llevaba prácticamente 2 meses al aire libre, sin estar resguardada de nada, y puede que el tiempo haya jugado en contra (eso al menos nos dijo la veterinaria, que cuanto más tiempo estuviera fuera peor, sin embargo, no pudimos tampoco operarla antes por ser demasiado pequeña).
El caso es que ahora la glándula está resguardada tras el tercer párpado, pero es bastante visible, como se puede observar en esta foto que le hice hace dos días.
El ojo derecho, como comentaba está casi perfecto.
Ahora mismo, le acabo de hacer esta foto, y se puede apreciar la mejoría:
Esperemos que aún se le vaya desinflamando más el asunto, pobrecita, con todo lo que ha tenido que pasar, no se merece esto.
Encima, ahora se porta de bien para ponerle el colirio que da gusto…
¿Cómo conseguir que un perro se deje poner colirio?
En su día, al principio de todo, ya expliqué lo que nos costaba ponerle una sola gota.
Era como si fuéramos a ponerle cianuro en cada ojo, nos la liaba pero bien.
Ahora nos busca para que le pongamos gotas, ¿cómo? Las maravillosas chuches.
No hay nada como darle una chuche tras ponerle colirio. El cambio ha sido radical…
Al principio costará la vida ponerle colirio pero, cuando interiorice que no solo no duele nada sino que además siempre tras la gota viene recompensa… Una balsa de aceite.
Así que, el lunes tenemos revisión con la veterinaria para que vea la evolución de los lagrimales de Uma.
Descubriremos si aún hay posibilidades de que todo vuelva a su sitio, si no hay posibilidades, por lo menos, si se puede salvar de que se la extirpen, y sobre todo, algo que no pregunté fue si hay probabilidades de que vuelvan a salir de nuevo.
¡Crucemos los dedos!
¡Qué día tan largo el de hoy! Y es que hoy era el día que operaban a Uma de los lagrimales, de esas dos pedazo de glándulas que se le habían salido por ser demasiado grandes y que había que operar, no ya por estética, sino sobretodo porque a la larga se iban a secar perdiendo su función de mantener el ojo húmedo.
Aún no he contado, con 4 meses y medio que tiene ya Uma, cómo aprendió a hacer sus necesidades.
Quiero aprovechar que ya prácticamente controla el tema para explicar cómo le enseñamos, desde el primer día que llegó a casa con 45 días, dónde debía y dónde no debía hacer sus cositas.
Enseñar a un perro a hacer sus necesidades
Cuando Uma llegó a casa ya tenía todas las zonas delimitadas.
En una habitación donde normalmente estamos siempre, colocamos su cama, en otra zona una alfombra de plástico donde podía comer y beber, y en otra zona más alejada, la zona del baño, que no era más que varios papeles de periódicos que servían como empapadores.
La primera vez que hizo pipí, en efecto lo hizo en el momento en que le entraron las ganas, orinando en el suelo.
En ese mismo momento, le dijimos NO, mojamos una hoja de papel de periódico y la llevamos donde estaban las otras hojas para que se empaparan del olor.
Invitamos a Uma a oler las hojas y le dijimos: «pipí, aquí«.
Tuvimos mucha suerte, porque lo aprendió a la primera: la segunda vez que tenía ganas, ya fue a las hojas a orinar.
Eso no significa que a partir de ese día ya orinara ahí todos los días, porque hay que tener en cuenta que, aunque la idea la captó, su vejiga aún era de bebé, no sabía controlar aún el aguantar el pipí y si le pillaba lejos de las hojas pues orinaba donde podía.
Eso sí, no había día que no le regañáramos por ello. Aunque supiéramos que la pobre no aguantaba, queríamos que entendiera que no nos gustaba aquello nunca.
Este vídeo lo grabamos cuando Uma tenía 2 meses:
Como ves, las fiestas y elogios son súper importantes para reforzar esa conducta.
Nos hacía mucha gracia, porque en muchísimas ocasiones, apoyaba medio cuerpo dentro de las hojas y el otro medio, que corresponde a la parte de atrás, fuera, y la pobre hacía su pipí pensando que lo hacía bien cuando en realidad orinaba fuera.
Como la intención era buena, también la elogiábamos, unas veces con chuches, otras veces con elogios y caricias.
Y, ¿las cacas?
El tema de las cacas era mucho más fácil de controlar, siempre y cuando fuéramos puntuales a la hora de darle la comida.
Porque es automático: come, y al cabo de 15-20 minutos ya tiene ganas de evacuar.
Con la caca fue mucho mejor que con el pipí, porque sabía y podía controlar mejor, e inmediatamente iba al periódico y hacía ahí sus regalitos.
A medida que fue creciendo, era más capaz de ir controlando el pipí, así que le quitamos las hojas de periódico y seguimos unas rutinas diarias de sacarla al jardín de 6 a 8 veces al día.
A día de hoy, el pipí lo tiene bastante controlado: bajamos al jardín, le damos la orden de pipí y lo hace tan campante:
El tema de la caca va genial, aunque tenemos un pequeño problema: ella aprendió que la caca se hacía sobre algo, y en cuanto nos despistamos, no duda en dejarnos algún regalito sobre el felpudo de casa, pero es algo que en una semana ya lo tendrá más que superado, porque ya estoy con el NO cuando se le merece, y las chuches cuando lo hace bien.
De hecho, es de lo más puñetera que hay, porque sabe que cuando le digo ¡muy bien!, corre hacia el bote de las chuches en plan: sí, muy bien, pero ¡dame la chuche!.
Uma ya tiene 4 años
Esta es una actualización de cómo lleva Uma el tema de los pipís y cacas con 4 años que tiene.
Desde bien cachorra que, como he explicado le enseñamos dónde debe y dónde no debe hacer sus cositas, el tema está más que controlado.
No solo nunca hace sus necesidades dentro de casa, sino que cuando vamos de paseo no hace el pipí sobre aceras o calle. Siempre busca un jardín o un trozo de tierra donde poder orinar.
Con la caca, pasa lo mismo. Suele hacerla dentro del jardín, ahora bien, digo suele, porque cuando llueve no se la juega: lo hace sobre la acera y gracias.
Para aquellos que no tienen mucho aguante, siempre pueden apostar por un jardín dentro de casa donde hacer sus cositas.
Como ves, con paciencia, constancia y perseverancia se pueden lograr grandes resultados, y es una tranquilidad enorme, porque vayamos donde vayamos, vamos con la tranquilidad de que Uma es toda una señorita.
Este fin de semana, e intentando descubrir nuevos alimentos y sabores, Uma ha probado los productos de CookiesWil, que se centran básicamente en alimento para perros totalmente natural, tanto en comidas principales como en galletas y snacks, y ¡qué os puedo contar! Todo un éxito para Uma que ahora tarda más en acabar porque se tira 5 minutos relamiendo el cuenco cuando ya está vacío.
Opinión de CookiesWil
CookiesWil sigue la misma filosofía que Naku, alimento deshidratado que consigue así preservar todos los nutrientes sin tener que recurrir a conservantes, colorantes o aromas para que se mantenga en el tiempo. La deshidratación de los alimentos son la mejor solución para ello, y en el caso de las galletas preparadas, las envasan cuidadosamente al vacío para que puedan mantenerse como el primer día durante unos cuantos meses.
Los ingredientes, en este caso del alimento para cachorros, son:
– Pollo deshidratado (Pechuga de pollo fresca y muslos de pollo frescos) (38%)
– Huevos enteros deshidratados (yema y clara) (6%)
– Arroz deshidratado (18%)
– Copos de patata (15%).
– Frutas y verduras deshidratadas (18%): Manzana en escamas, zanahoria troceada, espinacas troceadas.
– Semillas molidas de harina de Chia (Salvia hispánica) (5%)
Naku, por ejemplo, no pone las cantidades exactas de ingredientes en su conjunto, pero su alimento para cachorros contiene:
– Pollo deshidratado desmigado
– Arroz deshidratado
– Frutas y verduras deshidratadas: calabaza, col, tomate, plátano, judía verde, ajo, perejil
– Aceite de girasol, lactosuero, minerales asimilables, vitaminas microprotegidas, extracto de romero.
Quizás la pega que le pongo a Naku es que lleva demasiado arroz, en comparación con CookisWil. En la alimentación de nuestros peludos cuanta más proteína animal mejor.
Como con Naku, el proceso de elaboración de CookiesWil es el mismo:
Se calcula la cantidad de comida por el peso del perro:
Se añade la misma cantidad de agua:
Y se deja reposar entre 5 y 10 minutos. ¿El resultado?
Un no parar de comer.
Si tengo que comparar ambas marcas, aunque las dos le gustan, creo que CookiesWil es más fácil de comer para Uma, ya que Naku tiene tanto arroz que enseguida absorbe todo el caldito y se vuelve muy pastoso. Sin embargo, CookiesWil mantiene la humedad en todo momento.
Si quieres que tu perro coma de verdad ingredientes naturales, y probar lo que disfruta tu perro, puedes empezar por comprar el paquete más pequeño, aunque ya te advierto que lo más seguro es que acabes comprando el paquete más grande. Puedes hacerlo aquí:
Alimento natural para cachorros
Y para snacks súper sanos, las galletas desaparecen en cuestión de segundos. Puedes ver la variedad de galletas que hay en este enlace: Galletas naturales
Uma tiene en galletas la variedad de Buey con Avena, Lomos de Atún Fresco y Cookies de Filetes de Cordero. ¡Toma ya! Como para que no estén buenas. Me dan ganas de comerlas hasta a mí…
Así, que ya tiene el menú preparado: como son tres comidas las que hace al día, la primera comida: pienso Acana, la segunda comida: Naku y la tercera comida: CookiesWil. Y para que aprenda los trucos de obediencia: unas galletitas CookiesWil de lo más sanas y apetitosas que hay.
Cuanto antes empiezas a enseñar cosas a un cachorro, más rápido aprende y más motivado está para aprender cosas nuevas. Y eso es lo que le ha pasado a Uma. Desde que llegó a casa con 45 días no he parado de enseñarle trucos, y eso ha hecho que sea muy despierta e inteligente para comprender otras cosas.
¡Y porque no tiene más! Como bien nos había advertido la veterinaria, cuando el prolapso de la glándula lagrimal ocurría en un ojo, lo más probable es que también ocurriera en el otro. Y, ¡menos mal que ha ocurrido!
Una de las cosas que más me preocupaba era la socialización de Uma y su capacidad para socializarse con todos los perros de forma correcta: sin miedos, sin tener que ladrarles, sin huir…
Tenía claro que la etapa de socialización de todos los perros se llevaba a cabo entre los 2 y los 4 meses.
Por qué es tan importante la socialización de un cachorro
Durante esta etapa, que coincide con la etapa de vacunación, los cachorros son súper sensibles a las relaciones sociales.
Sin embargo, los veterinarios siempre alertan a los propietarios sobre la prohibición de no sacar al perro de casa para evitar enfermedades, el caso es que también se evita esa socialización.
Obviamente, lo primero que me dijo el veterinario es que no podía sacar a Uma hasta la tercera vacunación, y evidentemente, hice caso omiso.
Desde el primer día que tuve a Uma quise que se empapara de relaciones sociales.
Aún no había cumplido los 2 meses, así que sin tener ni la primera vacuna ya fui a llevarla a jugar con la perrita de la vecina, una perrita que yo ya sabía que tenía todas las vacunas y estaba desparasitada.
Pero después vinieron otros perros: perros de la calle, perros de amigos, perros del barrio… Incluso, llevaba a Uma a sitios donde sabía que había perros, como la playa para perros o el paseo.
Uno puede pensar que arriesgué demasiado, sin embargo, fui con el suficiente cuidado de saber con qué perros tenía que jugar, vigilando que en ningún momento comiera o lamiera nada del suelo, dando más margen a medida que tenía más vacunas.
Quise que se relacionara con todo tipo de perros: desde otros cachorros, a perros miniatura, perros ancianos y perros gigantes.
Uma siempre ha respondido muy bien a todas esas interacciones exigiendo juegos cuando la mayoría de perros no tenía ganas de juegos.
Ahora, Uma, que ya tiene los 4 meses, es una cachorra sociable, que se acerca sin miedo a todos los perros, los invita a jugar, es divertida, simpática y muy pesada en ocasiones, sobre todo, con perros más ancianos que no están para esos trotes.
De los 2 a los 4 meses: la etapa clave
Es muy importante, en este sentido, que todo adoptante aproveche esta etapa que solo pasa entre los 2 y los 4 meses para no desaprovecharla cohibiendo a los perros de relaciones sociales.
Una vez pasa esta etapa, es más difícil conseguir que el perro sea sociable con otros y de ello dependerá su futura felicidad.
Incluso, pueden llegar a ser agresivos o preferir siempre la figura humana, en vez de los de su misma especie.
Aquí, un resumen con unas imágenes que lo dicen todo: Uma & Amigos.
¡Un 10 para Uma en sociabilidad!
Ha sido cumplir los 4 meses y ya han empezado a caerse los primeros dientes de leche. En este caso y, como es lo normal en los cachorros, se han caído los dos de abajo.
Hoy hemos ido al veterinario. Le tocaba la cuarta vacuna, la vacuna de la rabia, y la revisión del estado de su glándula lagrimal. Uma es una campeona. Mira que la vacuna de la rabia pica, pues ha estado más pendiente de la golosina que le daban que del dolor del pinchazo. Hasta la veterinaria se ha sorprendido de que no se quejara lo más mínimo.
Con el problema del ojo de Uma, no podíamos movernos por playas arenosas o superficies con polvo que pudieran dañar el ojito de la peluda, así que nos dirigimos a una de las playas para perros que hay en mi ciudad, donde la playa solo está compuesta de guijarros. ¡Una nueva experiencia para Uma!
El domingo pasado aprovechamos para que Uma fuera a visitar a sus padres. Tras dos meses sin verlos teníamos ganas de ver cómo reaccionarían y la verdad es que pasaron unas horas divertidas e intensas, ¡porque lo que corrió Uma!
Si es que es para no perderse ni una foto… Cada día, se sube a su perfil de Instagram una foto o un vídeo sobre su vida diaria, y es alucinante observar cómo cambia día a día, a una velocidad de vértigo.
Para celebrar esos 300 seguidores, voy a listar las 5 fotos que más han gustado a los usuarios:
Todo el mundo que tiene un cachorro y juega con él, sabe a qué se enfrenta. Aunque aún hay muchos, que se preocupan porque su cachorro cuando juega les muerde… Pero una preocupación seria de que cuando el perro crezca se tirará al cuello de las personas, y no.
Este es un ejemplo, de cómo queda mi mano después de jugar con Uma:
Ya han pasado 4 días desde que Uma está con el tratamiento del colirio y, por ende, con el collar isabelino… No sé si lo pasamos peor nosotros de verla así, o ella teniendo que estar con esa campana las 24 horas del día. Tampoco sé cómo se lo monta para estar siempre con la cola moviéndose… ¡para mí quisiera ese buen humor a pesar de las circunstancias!
Y eso que el primer día lo pasó fatal… al no estar acostumbrada estaba muy de bajón. Prácticamente todo el día tumbada, y es que no tenía calculado el diámetro del collar y chocaba contra todo: marcos de las puertas, sillas, escalones… ¿No me digas que con esta carita no se te parte el corazón?
Menos mal que con el pasar de los días se ha ido acostumbrando y nosotros intentamos que se divierta como pueda porque con la campana no puede ni jugar con sus juguetes: le dejo más ratos en el jardín donde se lo pasa bomba, hacemos más salidas a la calle…
El ojo cereza o prolapso de la glándula del tercer párpado
Lo cierto es que, a día de hoy, no hemos visto ninguna mejoría en la glándula lagrimal de Uma. Su nombre médico real es prolapso de la glándula del tercer párpado. Sigue tan prominente, tan inflamada y tan roja como el primer día. Y eso que nos esforzamos en cumplir con el tratamiento del colirio… ¡3 gotas al día cada 8 horas! Hemos llegado a estar más de 30 minutos para ponerle una gota en el ojo sin usar la fuerza bruta…
Al final no tenemos otra que recurrir a ella… Uno la abraza fuerte para inmovilizarla, y la otra le abre el ojo como puede y atina con la gota… A veces es misión imposible. La mejor forma es cuando llega la noche y ella cae rendida… Entonces esperamos a que empiece a soñar, porque soñando empieza a hacer simulacros de ladrar, mover patas, abrir los ojos, … y es cuando aprovechamos para ponerle la gota sin que se entere. ¡Suerte que sueña con los ojos abiertos!
La semana que viene volveremos a la consulta veterinaria. En la anterior nos dijo que había una manera manipulando la glándula de meterla en su sitio, aunque no es seguro, pero claro si no se desinflama ni a la de tres, me la veo con la campana durante tres meses… ¡No quiero ni pensarlo!
Lo mejor será sentir más como ella y no como ser humano, porque viéndola ahora mismo intentando jugar con su cerdo de juguete tan contenta… piensas que para ella no existe ninguna preocupación ni barrera para no estar contenta.
Y con eso nos quedamos.
En la vida de Uma no todo pueden ser alegrías, aunque bueno, si no fuera porque tiene que llevar un collar isabelino y exponerse a ponerse gotas tres veces al día en los ojos, dolor no siente.
Sigue con tan buen humor como siempre y todo, por una urgencia veterinaria.
El problema de Uma surgió en la primera consulta en el veterinario, justo cuando le hicieron la revisión.
En aquellos momentos a la veterinaria le llamó la atención la cantidad de lágrimas que soltaba Uma por los ojos, sobre todo, por el izquierdo, así que hizo una prueba con un líquido fosforescente y comprobó que Uma tenía las glándulas lagrimales atrofiadas.
Ya en su día nos dijo: «no tiene por qué pasar nada, pero normalmente, los perros que tienen problemas con los lagrimales a la larga presentan problemas«.
Y el problema apareció ayer domingo, cuando la glándula lagrimal del ojo izquierdo estaba tan obstruida que se inflamó.
Primera urgencia veterinaria
¿La consecuencia? Es tan grande que queda expuesta y da un poco de yuyu, la verdad, pero principalmente el problema es que Uma está constantemente buscando el roce del ojo con algo, supuestamente, porque le debe picar.
El caso es que ayer ya llamamos a urgencia veterinaria ya que era domingo y estaba todo cerrado.
Nos dijo que compráramos suero fisiológico para refrescarle el ojo e intentáramos hacerle un collar isabelino para que no rozara con nada.
Recorrimos todas las farmacias de guardia de la isla y preguntamos a todos los conocidos con perro si tenían collar isabelino.
Como nos fue imposible encontrar, tuvimos que hacerlo nosotros con un póster, grapas y cinta americana.
El problema es que al menor golpe ya se rompía, pero bueno, era cuestión de esperar 24 horas, hasta poder comprar uno en condiciones.
El ojo cereza o prolapso de la glándula del lagrimal del tercer párpado
Esta mañana hemos ido de urgencia veterinaria al veterinario y tras la revisión nos ha dicho lo último que queríamos escuchar: que tenía el comúnmente llamado ojo cereza y que el único tratamiento era quirúrgico.
Y como es tan pequeña, tenemos que esperar por lo menos hasta los 6 meses…
Y lo peor, es que nos ha comentado que si pasa en un ojo, lo normal ¡es que también pase ¡en el otro!
Claro que siempre le ha llorado más un ojo que otro, así que a esperar a ver qué ocurre.
El tratamiento a muy corto plazo ha sido darle unas gotas de un colirio antiinflamatorio, tres veces al día, durante una semana.
Ponerle unas gotas en el ojo es casi misión imposible: como si le pusieras gotas de ácido, igual, y colocarle el collar isabelino que tanto odia y esperar a que la inflamación baje.
La glándula duda mucho que vuelva al sitio, así que a lo mejor tiene que estar con aquello fuera hasta la operación.
Eso significa que vamos a tener que tener (valga la redundancia) muchísimo cuidado con llevar a Uma a la playa, a los suelos con tierra o polvo, cuidado con el pólen…
¡Pobrecita!
Tan pequeña y ya con estas complicaciones…
Bueno, haremos todo lo que esté en nuestras manos para que todo este tiempo de tratamiento lo lleve lo mejor posible.